El suave codazo de Lisa
Lisa, mi mejor amiga y apoyo constante, se dio cuenta de mi estado de distracción y me dio un codazo juguetón. “Eh, ¿estás bien?”, me preguntó. Forcé una leve sonrisa y asentí con la cabeza, aunque mis pensamientos estaban a kilómetros de distancia. Quería confiar en ella, contarle todo lo que Jake me había dicho, pero no me salían las palabras. Aun así, su presencia me reconfortó y me aferré a la esperanza de que me ayudara a calmar mis nervios crispados.

El suave empujón de Lisa
Sonrisas a medias
Intenté unirme a la celebración, pero mis sonrisas parecían huecas, una fina máscara sobre la tormenta que me asolaba por dentro. A mi alrededor, todo el mundo bailaba y se mezclaba, y su alegría chocaba bruscamente con el caos de mi mente. No podía dar sentido a mis emociones arremolinadas ni a las preguntas sin resolver, y las palabras de Jake se cernían sobre mí, desparramando demasiadas piezas que aún no podía encajar.

Sonrisas a medias

