Su Plan B
La comunidad religiosa decía que aquello era un acto inmoral ya que no era natural y Dios no permitía esas cosas, pero los amigos de Adriana estaban en contra por otros motivos. A parte de los riesgos que quedarse embarazada conllevaba para ella y para el bebé, Adriana tenía ya 66 años y podría dejar huérfano al bebé pronto. Eso tampoco era justo para la criatura y por eso Adriana decidió buscar un plan B. El médico que la inseminó, era amigo suyo e hizo un pacto con él, si Adriana moría, él se haría cargo de su hijo o hija.
Al Fin Llegó Eliza
Finalmente, los tratamientos dieron resultado y Adriana consiguió ser inseminada. Al tratarse de una fecundación in vitro, la probabilidad de que se desarrollara más de un embrión era muy alta, y así fue. Adriana estaba embarazada de trillizos pero durante la gestación, dos de ellos murieron en el útero y el otro consiguió salir adelante. Era una niña y Adriana la llamó Eliza, nació antes de lo previsto y por cesárea así que tuvo que quedarse unos meses en la incubadora del hospital. Sin embargo, salió adelante y Adriana se llevó a su bebé a casa.