En busca de intimidad
En medio del murmullo de incertidumbre, cogí el brazo de George. “¿Podemos hablar en algún lugar privado?” Pregunté en voz baja, esforzándome por mantener la calma. Asintió con la cabeza y me condujo a una pequeña habitación alejada de la multitud, silenciosa y aislada del mundo. El corazón me latía con fuerza mientras me preparaba para contarlo todo; esta conversación iba a ser difícil, pero era necesaria.

En busca de intimidad
George se abre
Una vez dentro, George habló por fin. “No quería que las cosas acabaran así”, suspiró, con el arrepentimiento ensombreciendo sus facciones. Su expresión se suavizó, revelando un lado de él que nunca había visto mientras compartía sus luchas, con palabras cargadas de culpa. “Pensé que podría superarlo todo”, admitió, apartando la mirada. Nos quedamos en silencio, esperando a que el otro diera el siguiente paso.

George se abre

