Comprensión desgarradora
Abrí la carpeta con manos temblorosas y el corazón me latía con fuerza mientras hojeaba los papeles. Las palabras se desdibujaron, pero una cosa quedó clara: el pasado de George distaba mucho de ser la imagen inocente que yo había imaginado. Se me revolvió el estómago cuando la verdad empezó a tomar forma, como las piezas de un puzzle encajando en su sitio, aunque no de la forma que yo esperaba. Mi mundo se tambaleó, luchando por mantenerse estable.

Realización que hunde el corazón
Confesión de la custodia
Cuando seguí leyendo, la verdad me golpeó como un puñetazo: George había perdido la custodia por comportamiento violento. Me quedé paralizada y mi mente se llenó de pensamientos a los que no quería enfrentarme. No era algo que pudiera ignorar o dejar de lado; los hechos fríos y duros eran imposibles de ignorar. El suelo bajo mis pies se sentía inestable, pero sabía que no tenía más remedio que afrontarlo.

Confesión de custodia

